La costa gallega, con sus aguas agitadas y su historia marítima, ha sido testigo de hazañas y aventuras que marcaron épocas.
Entre sus numerosos protagonistas, destacan figuras como Francisco Antonio Mourelle de la Rúa, Gonzalo de Vigo, Sebastián de Ocampo y Fernando de Andrade, cuyas exploraciones demuestran la valentía y el espíritu aventurero de los gallegos.
¿Quieres conocer su historia? ¡Sigue leyendo!
Almirante Francisco Antonio Mourelle de la Rúa
Francisco Mourelle da Rúa, nacido en 1750 en San Adrián de Corme, es una de esas figuras legendarias que dejaron una huella indeleble en la historia marítima. Desde joven, Mourelle sintió una profunda atracción por el mar, una llamada que lo acompañaría a lo largo de su vida. A pesar de las limitaciones económicas familiares, consiguió ingresar en la Academia de Pilotos del Ferrol en 1763, y para 1766 ya ostentaba el título de piloto.
Su primera gran aventura marítima comenzó en 1772, cuando partió hacia la Isla Trinidad como segundo piloto de la corveta “Dolores”. Tres años después, en 1775, fue designado primer piloto del puerto de San Blas en México, un punto crucial para los reconocimientos hidrográficos españoles en Alta California. Fue allí donde formó un dúo formidable con Juan Francisco Bodega, juntos exploraron la costa de California y tomaron posesión de varios puntos estratégicos.
La misión más desafiante de Mourelle llegó en 1779, cuando se embarcó en la fragata “Favorita” como segundo oficial bajo el mando de Bodega. Su objetivo era alcanzar el punto más septentrional posible de las costas de Alaska. Lograron llegar al impresionante Cabo Santo Elías, e incluso alcanzaron la latitud de 60º 13′ en la isla que nombraron como Puerto de Santiago, tomando posesión de ella para la Corona española.
Posteriormente, en 1780, Mourelle fue asignado al mando de la fragata “Princesa” con la misión de transportar documentos importantes al virrey de México. Durante este viaje, Mourelle descubrió numerosas islas en la región de las Islas Salomón, incluyendo la Isla Ermitaño, y realizó importantes contactos con los nativos de las Islas Vavao en el archipiélago de Tonga, viviendo experiencias que recordaban a las retratadas en famosas películas de aventuras marítimas.
Además de sus viajes de exploración, Mourelle también tuvo una notable carrera militar. Desde 1797, comandó las lanchas cañoneras del apostadero de Algeciras, participando en destacadas acciones, como el combate del 3 de diciembre de 1797, donde jugó un papel crucial en la captura de un bergantín corsario inglés llamado “Prince William”.
El legado de Mourelle no solo reside en sus hazañas y descubrimientos, sino también en sus detalladas descripciones y mapas, que lo colocan al nivel de otros grandes exploradores de su época, como James Cook. Su vida y obra son un claro ejemplo del espíritu indomable y la habilidad marítima que caracterizan a la gente de Galicia.
Gonzalo de Vigo
La historia de Gonzalo Álvarez Martínez, conocido como Gonzalo de Vigo, es otra de esas leyendas marítimas que han dejado una marca imborrable en la historia de Galicia y la exploración del mundo en el siglo XVI.
Gonzalo de Vigo nació en Vigo, Galicia, en algún momento entre finales del siglo XV e inicios del siglo XVI. Su vida tomó un giro inesperado cuando, en 1519, se enroló como grumete en la expedición liderada por Fernando de Magallanes, que se convertiría en la primera en dar la vuelta al mundo. Gonzalo formaba parte de la tripulación de la nao Trinidad, bajo el mando de Gonzalo Gómez de Espinosa.
La expedición partió desde Sanlúcar de Barrameda con cinco naves en busca de una ruta hacia las Islas Molucas. Sin embargo, solo la Trinidad y la Victoria lograron llegar a su destino en estas islas, Isla Tidore, en noviembre de 1521.
El destino de Gonzalo de Vigo dio un giro dramático cuando un ancla desprendida dañó severamente la Trinidad tras un mes de estancia en la isla. En vista de las circunstancias, la nave tuvo que regresar a América para reparaciones, mientras que la Victoria, aprovechando los vientos favorables, continuó su viaje a través del Océano Índico. Sin embargo, las tormentas y las corrientes marinas impidieron el regreso de la Trinidad al Nuevo Mundo.
La falta de alimentos, el escorbuto y otras enfermedades causaron numerosas muertes a bordo, y Gonzalo de Vigo, junto con dos portugueses, Martín Genovés y Alonso González, tomó la audaz decisión de desertar. Su destino los llevó a las Islas de los Ladrones, conocidas hoy como las Islas Marianas, en agosto de 1522.
Durante los posteriores cuatro años, Gonzalo vivió entre los indígenas, aprendiendo sus costumbres, idiomas locales y geografía de la región. Su adaptación a esta nueva cultura lo convirtió en un recurso invaluable para futuras expediciones.
La vida de Gonzalo de Vigo dio un vuelco nuevamente cuando la expedición de García Jofre de Loaísa, bajo el mando de Toribio Alonso de Salazar, lo encontró en la Isla de Guam el 5 de septiembre de 1526. Su dominio de la lengua local y su conocimiento de la región resultaron cruciales para la expedición.
En calidad de intérprete, Gonzalo desempeñó un papel fundamental en el conflicto por la posesión de las Islas Molucas, que enfrentó a Portugal con Castilla. Gracias a su habilidad para comunicarse con los indígenas, los castellanos lograron forjar una alianza que duraría hasta que se acató el Tratado de Zaragoza en 1531.
Aunque se desconoce si Gonzalo de Vigo regresó a Galicia con el grupo de supervivientes de la expedición de Loaísa en 1536, su legado perdura en la historia y en la escultura dedicada a él en el puerto de Vigo, que, a pesar de algunos errores históricos en el armamento representado, rinde homenaje a este intrépido navegante gallego del siglo XVI.
Foto de: Descubriendo Cada Día
Sebastián de Ocampo
Sebastián de Ocampo representa otro de los navegantes gallegos destacados. Se trata de un hombre de linaje noble que nació en 1460 en Tui, Pontevedra.
Aunque su nombre no sea tan conocido como el de otros exploradores de la época, Sebastián de Ocampo desempeñó un papel fundamental en la expansión de los horizontes europeos en el Nuevo Mundo. Acompañando a Cristóbal Colón en su segundo viaje a las Indias en 1493, Ocampo se estableció en la Isla de La Española, donde forjó una amistad con Vasco Núñez de Balboa, otro destacado navegante de la época.
Uno de los logros más destacados de Sebastián de Ocampo fue su hazaña de circunnavegar la isla de Cuba en 1508, un hito que lo convirtió en uno de los primeros exploradores europeos en explorar las aguas del Golfo de México. A bordo de dos barcos, Ocampo navegó por los canales de las Islas Bahamas y trazó las costas del norte y sur de Cuba, identificando importantes características geográficas como la península de Hicacos, los puertos naturales de Matanzas y La Habana, y el Cabo San Antonio.
Su valiente travesía de ocho meses en contra de las corrientes del Golfo confirmó que Cuba era una isla independiente y no una península, como se había especulado anteriormente. Además, llevó noticias de la riqueza de la tierra y la amabilidad de sus habitantes, lo que condujo a que los españoles se establecieran en la isla tres años después en 1511.
A pesar de que Colón ya había explorado las Antillas y se había aventurado hacia el Golfo de México antes de Ocampo, su circunnavegación y mapeo preciso contribuyeron significativamente al conocimiento geográfico de la época.
Después de su travesía, Sebastián de Ocampo regresó a Sevilla, donde cambió el rumbo de su vida y se convirtió en comerciante, estableciendo vínculos con el mundo atlántico.
Su legado perdura hasta nuestros días, siendo honrado en 2005 por la Xunta de Galicia, que bautizó un remolcador de salvamento con su nombre, el “Sebastián de Ocampo”, como un tributo al marino intrépido que llevó el nombre de Galicia a través de los mares desconocidos.
Fernando de Andrade
En localidad de Pontedeume, en 1477 nació un noble y militar español famoso por su destacada participación en las guerras italianas. Hablamos de Fernando de Andrade de las Mariñas.
Este navegante gallego heredó la tradición militar de su padre, Diego de Andrade, y su primera incursión en el campo de batalla tuvo lugar durante la Guerra de Granada, donde asumió el liderazgo de la infantería gallega, comandada hasta entonces por su padre. Su valentía y habilidades en el arte de la guerra pronto lo catapultaron a escenarios más desafiantes.
En febrero de 1503, Fernando zarpó desde Cartagena con la armada de Luis Portocarrero con destino al reino de Nápoles, sumido en la segunda guerra de Nápoles, donde las tropas españolas, bajo el mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, enfrentaban la amenaza del ejército francés liderado por el virrey Luis de Armagnac. Tras llegar a Mesina, en Sicilia, y cruzar a Regio, la triste noticia de la muerte de Portocarrero lo situó al frente de las fuerzas españolas en Calabria.
Unido en una alianza formidable con Hugo de Cardona, Manuel de Benavides y Antonio de Leyva, Fernando de Andrade encaró el desafío de enfrentarse al ejército francés bajo el mando de Bérault Stuart d’Aubigny. El punto culminante de su participación en las guerras italianas fue la victoriosa Batalla de Seminara en abril de 1503, donde las fuerzas españolas, con su valeroso liderazgo, triunfaron sobre las tropas francesas.
El legado de Fernando de Andrade de las Mariñas perdura en la historia como un ejemplo de valentía y habilidad militar en tiempos bélicos. Su memoria descansa en la iglesia de Santiago de Pontedeume, como testimonio de su contribución al destino de España y su participación destacada en las guerras italianas. Su figura es un recordatorio de los notables logros y sacrificios de los nobles españoles que forjaron la historia de su nación en épocas de conflicto y desafío.
Hoy, al explorar las Rías Baixas y sus costas, se recuerdan las exploraciones y el legado de estos cuatro navegantes gallegos ¡y otros muchos! Echa un vistazo a la segunda parte de este artículo si te interesa saber más sobre otros.
Para conocer historias de la cultura marinera gallega como estas, te invitamos a reservar plaza a bordo de la flota de catamaranes de Cruceros Rías Baixas. En este viaje podrás descubrir paisajes impresionantes y todos los secretos del Océano Atlántico.
En caso de querer reservar viajes o eventos personalizados, contáctanos a los teléfonos 986 73 13 43 o 670 518 669; o escríbenos un correo electrónico a reservas@crucerosriasbaixas.com o info@crucerosriasbaixas.com.
¡Te esperamos!