
Las Rías Baixas tienen unas de las mejores playas del litoral español. Hoy queremos que conozcáis la Playa de la Lanzada y la leyenda que gira en torno a ella.
La Playa de La Lanzada
La Lanzada se destaca como una de las playas más renombradas de Galicia, extendiéndose a lo largo de los límites de O Grove y Sanxenxo, en la punta meridional de la Comarca del Salnés.
Concretamente, se asienta cerca de la entrada a la ría de Pontevedra, mientras que su extremo norte, cercano a San Vicente del Mar (O Grove), limita con la desembocadura de la ría de Arousa. En frente de ella podemos ver la Isla de Ons y la Isla de Onza. Con una extensión de 2,5 kilómetros, que supera los tres kilómetros si se incluyen las dos áreas adyacentes que forman el icónico tramo de costa, que son Areas Gordas y Lapa, La Lanzada es ampliamente reconocida por su magnitud, siendo un destino predilecto entre los turistas durante la temporada estival.
Este enclave costero ha recibido en repetidas ocasiones el prestigioso reconocimiento de Bandera Azul, lo cual subraya su excelencia en calidad, servicios y gestión ambiental.
Además, La Lanzada está enmarcada por un impresionante paisaje natural de dunas, parte de la Red Natura 2000, una zona dunar que hoy día es protegida como un valioso ecosistema. Así, este entorno contribuye a su fama como uno de los destinos playeros más famosos de Galicia.
En este sentido, la playa de La Lanzada es el escenario ideal para los aficionados a deportes acuáticos como el surf, windsurf y kitesurf, gracias a su impresionante oleaje y su ubicación a mar abierto, lo que le confiere condiciones perfectas para estas prácticas. La ausencia de rías cercanas y el hecho de ser una playa expuesta, hacen que a menudo esté sujeta a fuertes vientos, ideales para el kitesurf.
A solo unos pasos de la playa, puedes disfrutar de sus atractivos culturales más significativos, entre ellos, la Torre de La Lanzada, el Castro de La Lanzada y la Ermita de Nuestra Señora de La Lanzada, como veremos a lo largo de este artículo. Estos sitios de interés añaden un valor histórico y cultural a la experiencia de quienes visitan esta renombrada playa gallega, combinando de manera única el ocio al aire libre con el enriquecimiento cultural.
La leyenda de las 9 olas
El agua, desde tiempos inmemoriales, ha sido reverenciada como un pilar fundamental de la existencia, dotada de la capacidad de limpiar y purificar. Este líquido vital ha sido consagrado dentro de las prácticas de diversas creencias, utilizándose en ceremonias que, en muchos casos, derivan de tradiciones paganas. Entre los numerosos rituales asociados al agua que se celebran a lo largo de las costas gallegas, destaca especialmente el baño de las nueve olas, un rito ancestral documentado en varias comunidades litorales. No obstante, es su vinculación con la romería de La Lanzada, en Sanxenxo, la que ha capturado mayor reconocimiento y admiración.
Vamos a profundizar más sobre cómo surgió este ritual tan particular y en qué consiste exactamente.
Cómo surgió la leyenda de las 9 olas
Algunos estudiosos han trazado conexiones entre este ancestral ritual y los cultos paganos dedicados a Venus, la diosa romana del amor, la belleza y la fertilidad. En esta línea, personalidades como el historiador Fernando Alonso Romero sugieren que este rito puede tener sus raíces en un culto marítimo, el cual, con la llegada de los romanos, se transformó en una adoración hacia Venus. Este culto habría evolucionado posteriormente, incorporándose al cristianismo bajo la veneración de la Virgen.
Sin embargo, las primeras menciones documentadas de este rito no emergen hasta principios del siglo XX, periodo en el cual ya estaba plenamente arraigado en la tradición. Destaca el hecho de que el Padre Sarmiento, a pesar de sus extensas crónicas sobre La Lanzada, no registra ninguna mención a dicho ritual. Por ende, tal como indica el historiador Buenaventura Aparicio, en ausencia de descubrimientos investigativos adicionales, resulta complicado argumentar que el origen del rito se extienda más atrás del siglo XIX.
El ritual de las 9 olas
Aunque existen diversas variantes y momentos del año para realizarlo (siendo la víspera de San Juan y la noche de la Ascensión dos de las alternativas más comunes), el ritual del baño de las nueve olas asociado a la romería de La Lanzada tiene lugar el último fin de semana de agosto y este evento se celebra en la pequeña playa que se encuentra al pie de la ermita de A Nosa Señora, construcción histórica de la que hablaremos posteriormente.
Durante la noche que transcurre del sábado al domingo, cerca de la medianoche, se lleva a cabo el rito más significativo: aquellas mujeres que desean concebir deben adentrarse en el mar para que nueve olas sucesivas les den en el vientre. Después, es tradición que se recuesten en lo que se conoce como la Cuna da Santa. El ritual concluye el domingo, cuando las participantes presentan una ofrenda a la Virgen y la acompañan en la procesión, completando así este acto de fe y tradición.
En la búsqueda de todas las bendiciones posibles, algunas personas comienzan este ritual circundando la ermita nueve veces, haciendo una pausa cada tres vueltas para rezar un Ave María seguido de la invocación: “Nosa Señora da Lanzada, por el hijo que diste a luz, haz que quede embarazada”. Este detalle del ritual ha sido documentado por el ya fallecido historiador pontevedrés Hipólito de Sá Bravo, resaltando la profundidad de la fe y la esperanza que depositan los participantes en estas tradiciones ancestrales para conseguir su deseo de maternidad.
Qué ver cerca de la Playa de La Lanzada
La playa de La Lanzada además de ser famosa por la leyenda de las 9 olas, tiene lugares que merece la pena visitar. Vamos a ver algunos de ellos a continuación.
El Yacimiento Arqueológico de La Lanzada
En la entrada a la Ermita de La Lanzada, se halla este yacimiento, uno de los sitios arqueológicos más significativos de Galicia, que data de la época celta. A lo largo de un área de excavación de 1800 metros cuadrados, se han desenterrado vestigios que abarcan desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo VII d.C. Esto indica que el asentamiento fue habitado continuamente desde el final de la Edad de Bronce hasta bien entrado el periodo posterior a la desintegración del Imperio Romano.
Los hallazgos en este yacimiento provienen de distintas partes del Mediterráneo, evidenciando que La Lanzada jugó un rol comercial crucial antes de la era romana. Este descubrimiento desafía la noción previa de un aislamiento de los pueblos galaicos, revelando conexiones comerciales con regiones tan distantes como Italia, Túnez o Palestina. Los artefactos y estructuras descubiertos incluyen los restos de la factoría de salazón más antigua conocida en Galicia, activa desde el siglo III hasta el I a.C, varias cabañas castrexas de la última fase de la Edad del Hierro y los vestigios de un asentamiento galaicorromano, que probablemente desempeñó un papel en la gestión de las salinas durante la ocupación romana.
Estos hallazgos no solo evidencian la continuidad de ocupación y uso del sitio a lo largo de milenios, sino que también resaltan la complejidad y la interconexión de las sociedades antiguas en esta parte de la península ibérica, reflejando un intenso intercambio comercial y cultural mucho antes de lo que se presumía.
El Castro de La Lanzada
El Castro de La Lanzada es un antiguo asentamiento fortificado que se remonta al siglo VIII a.C. Situado en la parroquia de Noalla (Sanxenxo), se encuentra en una punta que se interna en el mar, cerca de los restos de una fortaleza medieval conocida como la torre de La Lanzada y en su extremo occidental se alza la capilla de Nuestra Señora de La Lanzada, ambos monumentos arquitectónicos que veremos más adelante.
Desde los años 50, el castro ha sido objeto de varias excavaciones, siendo la más reciente en el verano de 2010, dirigida por el arqueólogo Rafael Mª Rodríguez Martínez, de la Diputación Provincial de Pontevedra, en colaboración con el Laboratorio de Patrimonio del CSIC. A pesar de estar cubierto de arena, que es menos dañina que la tierra para los restos orgánicos, ha sufrido una destrucción parcial, a causa de la construcción del puente que une el promontorio con la isla adyacente.
La zona explorada revela restos que datan desde la Edad del Bronce Final hasta el siglo III a.C., con signos de ocupación comercial activa hasta el siglo VI d.C. Artefactos encontrados incluyen cerámica de lugares tan lejanos como Ibiza, Egipto, Túnez, Líbano, Palestina y Turquía. Este importante enclave ha sido descrito como un centro comercial que funcionó durante aproximadamente 1.500 años, incluso después de la caída del Imperio Romano.
La Necrópolis de La Lanzada
La existencia de enterramientos antiguos en La Lanzada ha sido conocida desde hace siglos, con Fray Martín Sarmiento, destacada figura de la Ilustración española, dejando testimonio de ello ya en el siglo XVIII. No obstante, fue en 1951 cuando se reveló por primera vez parte de la necrópolis, gracias a las excavaciones lideradas por Figueira Valverde y Sánchez Cantón.
Desde ese momento, en diversas campañas arqueológicas, se han exhumado más de cien cuerpos que datan de los siglos I y VII d.C. Entre los hallazgos, algunos cuerpos fueron descubiertos con sus ajuares funerarios intactos, mientras que otros presentaban signos de haber sido maniatados y torturados, pero gracias a las características arenosas del suelo en el que fueron inhumados, todos se hallaron en un estado de conservación excepcional.
Cabe destacar que, desde los años ochenta, una parte de esta necrópolis quedó oculta bajo una urbanización, limitando así el conocimiento sobre su extensión total. Sin embargo, el descubrimiento en 2016 de los restos de cuatro adultos y trece bebés ha reavivado el interés y la especulación sobre el tamaño real de esta antigua necrópolis, sugiriendo que podría ser más extensa de lo previamente considerado.
El Cruceiro de La Lanzada
El cruceiro que actualmente se ve en La Lanzada reemplaza a uno antiguo que, según varios análisis, aparecía ya en la mitad del siglo XVIII en un mapa trazado por el Padre Sarmiento y estaba ubicado cerca del puente, en dirección oeste a las excavaciones del castro. Son dos imágenes las que podemos ver en este cruceiro, situadas sobre su cruz: la Virgen en la cara que mira al mar y cuya mirada hace referencia a maternidad y agua que es capaz de purificar; y el Cristo crucificado en la cara que mira hacia la tierra, simbolizando su reinado en el mundo terrenal.
Siguiendo el camino que lleva al santuario, además del cruceiro, podemos encontrar una fuente, que simboliza la pureza y el origen de las fuerzas creadoras de la vida, como el agua, y es sustituta de una que existía en ese mismo lugar.
La Fortaleza de La Lanzada
Los vestigios de la fortaleza medieval, creada alrededor del año 960 por el obispo Sisnando II de Iria, son otro destacado testimonio arquitectónico en el promontorio de La Lanzada. Diseñado específicamente para proteger a Compostela de los ataques normandos y musulmanes, que por aquel entonces eran una constante amenaza, este bastión formaba parte de un amplio sistema defensivo a lo largo de la costa sur de la ría de Arousa.
La fortaleza de La Lanzada no estaba aislada en su propósito defensivo; era parte de una red de estructuras fortificadas que incluía otras construcciones emblemáticas de la región, como la Torre de San Sadorniño en Cambados, la Torre de Cálago en Vilanova de Arousa, las Torres de Oeste en Catoira y también la Torre de Cortegada en Vilagarcía de Arousa, que ya no existe. Este conjunto de fortificaciones evidencia la estrategia defensiva medieval en la región, destinada a salvaguardar uno de los destinos peregrinos más importantes de la cristiandad mediante una barrera protectora contra las incursiones foráneas.
La fortaleza sufrió una destrucción significativa (de la cual solo sobrevivieron los restos de la torre, que se pueden observar en el extremo oriental del complejo, reconocidos por su valor histórico y cultural y declarados Bien de Interés Cultural en el año 1995) en el transcurso de la Revuelta Irmandiña de 1467.
El material resultante de la destrucción de la fortaleza no se desperdició; fue utilizado para construir el pasadizo que hoy día une el islote con el continente. Este camino sirve como un reemplazo moderno del antiguo puente levadizo, manteniendo la conexión física con la tierra firme y preservando un enlace tangible con la historia y la arquitectura medieval del lugar. La transformación de los restos de la fortaleza en un elemento funcional del paisaje subraya la capacidad de adaptación y reutilización de recursos a lo largo de la historia, además de contribuir a la conservación del patrimonio cultural de la región.
La Ermita de La Lanzada
La Ermita de A Nosa Señora da Lanzada datada en el siglo XIII es una preciosa capilla de estilo tardorrománico que se cree que fue construida sobre los cimientos de un templo aún más antiguo. Este santuario, que a lo largo de los siglos se ha destruido y reconstruido varias veces, consta de una única nave de forma rectangular que se encuentra cubierta por una bóveda levemente ojival, así como también un ábside semicircular en su extremo oeste, completando la estructura del edificio, que se caracteriza por su sencillez y sobriedad.
Un retablo barroco que se presupone del siglo XVIII, se encuentra en su interior, junto con varias maquetas de barcos expuestas como muestra de gratitud hacia la virgen por su protección. Este tipo de ofrendas marítimas se encuentra también en otros santuarios costeros, evidenciando una práctica extendida entre las comunidades marineras, como la que se observa en el santuario de A Virxe da Barca en Muxía.
Con el objetivo de resguardarse del mal de ojo y el meigallo, la tradición local sostiene que es necesario barrer la ermita siguiendo un ritual específico que incluye pasar tres veces por detrás del retablo y por delante del altar, en dirección contraria a las agujas del reloj y, además, si se deja limosna, se asegura el retorno al santuario al siguiente año.
La romería que, como ya comentamos, se celebra en las inmediaciones de la ermita el último fin de semana de agosto es un evento de gran convocatoria, reuniendo a miles de personas anualmente desde el siglo XVIII. Este festival no solo incluye actos de devoción hacia la Virgen, sino que también se engalana con actuaciones musicales y fuegos artificiales, ofreciendo así un espectáculo increíble y lleno de tradición.
¿Conocías la leyenda de las 9 olas de la Playa de la Lanzada? ¿La has puesto en práctica alguna vez? ¡Déjanos tu comentario!
Y disfruta de la costa gallega de una forma única, surcando el Océano Atlántico para visitar el Parque Nacional de las Islas Atlánticas a bordo de la flota de catamaranes de Cruceros Rías Baixas.
Recuerda que, si visitas la Playa de la Lanzada, estarás a tan sólo un paso de coger un catamarán desde el puerto de O Grove para dar un paseo por la ría de Arousa. Será guiado e incluirá la parada en una batea, donde se te explicará el proceso de cultivo de mejillón y habrá una degustación de mejillones.
Desde aquí estarás muy cerca de Portonovo y Sanxenxo. Puertos desde los que sale también un catamarán para visitar la ría de Pontevedra, igual que el anterior, guiado y con degustación de mejillones. Desde estos dos puertos, tienes además diferentes barcos en los que podrás ir a visitar las Islas Cíes o la Isla de Ons.
**La imagen de esta entrada pertenece a www.turismodesanxenxo.com