La ría de Pontevedra es una de las más hermosas y espectaculares de toda Galicia. En ella, se encuentra una pequeña isla que encierra una gran historia: la Isla de Tambo. Este pequeño islote se ha convertido en una visita imprescindible para todos aquellos que deciden disfrutar de la belleza de esta ría.
Cruceros Rías Baixas ofrece estas rutas especialmente para grupos organizados.
En este artículo, te invitamos a descubrir la historia detrás de la Isla de Tambo y a disfrutar de la belleza y el encanto de este pequeño rincón de Galicia. Si te animas a realizar la ruta de Cruceros Rías Baixas por la ría de Pontevedra, podrás ver de cerca esta isla durante el itinerario de la travesía. Te aseguramos que no te arrepentirás. Acompáñanos en esta aventura y descubre todo lo que la Isla de Tambo tiene que ofrecer.
La Isla de Tambo: Un enclave histórico
La Isla de Tambo ha pasado por diversas etapas a lo largo de la historia, desde asentamiento castreño hasta uso militar, pero sin perder su encanto natural. En este apartado, nos sumergiremos en su etimología y los episodios más significativos que han tenido lugar en este enclave.
Nombre
¿Alguna vez te has preguntado de dónde proviene el nombre de Tambo? En realidad, hay varias teorías sobre el origen de su topónimo. En un principio, fue llamada Thalavo, Tanavo y Toambo, pero la versión más creíble es aquella que lo relaciona con la raíz latina “tumulus” o la griega “tumbos”. Ambas palabras hacen referencia a su forma circular y elevada, similar a la de un monte sepulcral.
Es interesante pensar que el nombre “Tambo” podría ser la evolución que tuvo la palabra “Tumba” a lo largo del tiempo. Pero esto no es todo, existen otros estudios que apuntan a que en la isla se construyó un altar pagano en honor al Dios Tomeóbrigo, y que incluso hubo un templo dedicado a Neptuno.
Historia
Tambo es una isla con una historia muy rica y diversa. Desde los restos de un asentamiento castreño de la Edad de Hierro hasta la leyenda de Santa Trahamunda, hay muchas historias interesantes que contar sobre esta isla.
En el siglo VI, San Martin Dumiense fundó una ermita que más tarde sería transformada en monasterio por San Fructuoso, vinculado al convento benedictino de San Xoán de Poio. Lamentablemente, en 1589, el pirata Francis Drake arrasó con el asentamiento benedictino de la isla, tirando al mar la imagen de Santa María de Gracia. Afortunadamente, los pescadores de Combarro la recuperaron y la escondieron entre sus redes. Años después, construyeron un santuario en el lugar de A Renda, donde se le rinde culto aún a día de hoy.
Además de la historia religiosa de la isla, hay también una leyenda fascinante sobre Santa Trahamunda, una novicia que fue secuestrada por los moros y llevada a Córdoba para unirse al harén. Al negarse, la encerraron en la cárcel 11 años. Según la leyenda, un ángel le dio una rama de palma con la que viajó a Galicia y plantó cerca del monasterio de Poio. Su tumba, de estilo suevo, se conserva en la capilla del monasterio de Poio.
En el siglo XVIII, se reedificó la ermita y se dedicó a San Miguel, la devoción de los marineros.
En el siglo XIX, se estableció un lazareto en la Isla de Tambo para aquellos tripulantes o pasajeros que pudieran padecer enfermedades contagiosas y llegaran al puerto de Marín. Esta medida era común en esa época para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas. El lazareto estuvo en funcionamiento desde 1865 hasta 1879, cuando fue clausurado debido a las protestas de los habitantes de Pontevedra. Entonces fue trasladado a la Isla de San Simón, en la ría de Vigo.
Pero la Isla de Tambo no fue olvidada después de su uso como lazareto. En 1882, los católicos protestantes de Marín y Seixo comenzaron a usar la pequeña cala de la isla para bautizar a los nuevos creyentes de la comarca de O Morrazo. Aunque la ley en vigor prohibía manifestaciones públicas de cualquier religión diferente a la del Estado, estos creyentes se desplazaban de noche a Tambo, aprovechando que estaba deshabitada, para llevar a cabo los bautismos y evitar así las denuncias de las partes contrarias.
La propiedad de la isla varió a lo largo de los años. A finales del siglo XIX, las autoridades demandaron una concesión oficial y los señores Montero Ríos y García Escudero, que ya poseían una parte de la isla tras la desamortización de Mendizábal (cuando salió a subasta pública), cedieron los terrenos para la construcción de una penitenciaría.
A lo largo del siglo XX y principios del siglo XXI (hasta el año 2002), la Isla de Tambo fue utilizada con fines militares, bajo el control del Ministerio de Defensa y la Armada, ya que los herederos de Montero Ríos y García Escudero se la vendieron al Ejército en 1943. Cuando se produjo la apertura de la Escuela Naval de Marín, la Armada le cedió la isla y el pequeño islote se transformó en un depósito de armas y almacenamiento de pólvora, que hoy se encuentra abandonado y en ruinas. Incluso, en los años 50, se hizo un intento de construir una pista de aterrizaje para aviones militares. Desde ese momento, la población, a excepción de pescadores, ya no tuvo permiso de entrada a la isla.
La población no pudo oficialmente acceder a la Isla de Tambo hasta mayo de 2022, cuando el Ayuntamiento de Poio obtuvo una cesión de gestión de 25 años a cambio de un pago anual de 35.000 euros, sujeto a ejecución solo si el Ayuntamiento incumple con las responsabilidades de limpieza, desbroce y mantenimiento. El acuerdo también es susceptible de prorrogarse por 75 años adicionales.
Los habitantes de Combarro y el Concello de Poio solicitaron a la Xunta de Galicia que incluyera la Isla de Tambo en el Parque Natural de las Islas Atlánticas, al igual que las Islas Cíes, la Isla de Ons, la Isla de Sálvora y la Isla de Cortegada, pero, hasta el momento, se les ha denegado esta solicitud. Sin embargo, el Ayuntamiento de Poio ha tomado medidas para proteger la isla, como la obligación de contar con un guía para visitarla y limitar la entrada diaria de visitantes a un máximo de 200 personas, cuando las visitas son posibles.
En este sentido, en el momento de escribir estas líneas, la isla es visitable solo durante dos fechas, el 31 de julio y el 7 de agosto. Las excursiones son organizadas por la Asociación Cultural Recreativa e Veciñal de Combarro y por la Comunidad de Montes Rega dos Agros.
La Isla de Tambo en la ruta de Cruceros Rías Baixas
La ruta por la ría de Pontevedra que ofrece Cruceros Rías Baixas es una de las mejores formas de descubrir la belleza de esta zona costera de Galicia. Uno de los puntos destacados de esta travesía es el paso por la Isla de Tambo, un lugar lleno de historia y encanto natural que no deja indiferente a ningún visitante.
Durante la ruta, los pasajeros del barco pueden disfrutar de las vistas panorámicas de la isla y conocer más detalles sobre su historia y patrimonio gracias a las explicaciones de los guías turísticos. La visita no está incluida en la ruta.
Foto de: Turismo Rías Baixas
Cómo llegar a la Isla de Tambo
La Isla de Tambo es accesible únicamente por mar, por lo que la forma más común de llegar es mediante los servicios de barco que parten desde distintos puertos de la ría de Pontevedra. Como hemos mencionado antes, el servicio de Cruceros Rías Baixas ofrece una ruta turística que incluye ver de cerca la Isla de Tambo desde el barco durante la travesía por la ría de Pontevedra, pero no su visita.
Par visitarla, Cruceros Rías Baixas solamente ofrece la posibilidad de visitas para grupos organizados.
También es posible llegar a la Isla de Tambo en kayak o en paddle surf, una opción ideal para los amantes del deporte y la naturaleza. En este caso, es importante contar con el equipamiento adecuado y tener en cuenta las condiciones climáticas y del mar para garantizar la seguridad durante el trayecto.
En cualquier caso, es importante tener en cuenta que la Isla de Tambo es una reserva natural protegida, por lo que es necesario respetar las normas de conservación del entorno y no dejar residuos ni alterar el ecosistema durante la visita.
Qué ver en la Isla de Tambo
La Isla de Tambo es un auténtico tesoro natural y arquitectónico que cuenta con numerosos puntos de interés que merecen ser descubiertos.
La cantina militar
Durante un largo período de 59 años, desde 1943 hasta 2002, se estableció un puesto militar en la isla de Tambo con la presencia de un oficial y 8 soldados encargados de proteger y vigilar la isla. Aún se pueden apreciar algunas de las estructuras que formaban parte de la isla.
Una de las primeras construcciones que se pueden encontrar es la cantina, que servía como el lugar de comida para los soldados. Los oficiales solían llevar a sus familiares a pasar el día y disfrutar de una comida en este lugar de ocio. La cantina tenía diferentes áreas de comida, una para los oficiales de mayor rango y otra para los de menor rango.
Avanzando un poco más por esta ruta, se puede encontrar otra cantina con unas vistas espectaculares, ya que se encuentra justo en la playa.
La residencia de los oficiales
Construida para los soldados que hacían guardia, un poco más arriba de la cantina podemos encontrar la residencia de los oficiales, así como algunos barracones. En este punto también se encuentran los calabozos de la Escuela Naval.
La Capilla de San Miguel
Durante la visita a la Isla de Tambo, se puede observar una capilla construida en el año 1865, misma época en la que se edificó el lazareto de la isla. Esta edificación reemplazó a la capilla previa y se dedicó a la advocación de San Miguel. En el pasado, se llevaba a cabo una romería popular en honor a San Miguel cada 29 de septiembre, sin embargo, actualmente la capilla se encuentra desacralizada y en estado de deterioro, sin techo alguno y con vistas al cielo desde su interior.
Es importante mencionar que en el año 1755 se utilizaron todas las piedras de la capilla para la ampliación del Monasterio de Poio, por lo que ninguna de las piedras existentes actualmente es original. Tras la clausura del lazareto en 1882, los católicos protestantes de Marín y Seixo bautizaban a los nuevos creyentes de la comarca de O Morrazo en la playa de la isla, aunque debían hacerlo en secreto (por la noche) debido a que las manifestaciones públicas de cualquier religión diferente a la oficial del Estado estaban prohibidas en aquel momento.
El lazareto
Uno de los lugares destacados en la Isla de Tambo es el lazareto, el cual fue construido en 1865 y considerado uno de los mejores de Europa en su momento.
Siguiendo la ruta, el primer edificio del lazareto que se encuentra es la fonda, que tiene una longitud de 149 metros. Es importante señalar que los lazaretos eran lugares de cuarentena obligatoria para los barcos que navegaban por el Atlántico. Los tripulantes y marineros debían permanecer allí durante 40 días antes de desembarcar en cualquier ciudad española.
Durante esa época, Marín contaba con una línea de buques transatlánticos con América del Sur, por lo que era crucial asegurarse de que nadie tuviera enfermedades contagiosas que pudieran afectar a los vecinos. Los visitantes del lazareto se alojaban en la zona limpia si no presentaban síntomas, pero si tenían alguna enfermedad, debían permanecer en la zona sucia.
El gremio de mareantes de Pontevedra, el más antiguo de España, se estableció en la Isla de Tambo, gracias a que en 1855 hubo un brote de cólera. Un diputado de la ciudad de Pontevedra aprovechó la oportunidad y sugirió la construcción de un lazareto en la Isla de Tambo. Vale la pena mencionar que los lazaretos eran una actividad comercial. A pesar de esto, el lazareto de Tambo estuvo operativo por un corto período de tiempo, desde 1866 hasta 1879, debido a la propagación de infecciones que llegaron hasta Combarro. Es importante destacar que los pescadores de Combarro solían pescar en la zona y algunos infectados de la zona sucia se subían a sus barcos y se extendía la infección.
En el último año de vida del lazareto de Tambo, pasaron por allí 94 embarcaciones, mientras que en el de San Simón se registraron 684, el cual era el que se utilizaba realmente. Se dice que el lazareto de Tambo dejó de funcionar porque los vecinos se quejaron y exigieron su cierre por temor a la propagación de enfermedades. Sin embargo, todo parece indicar que la razón real fue que ya no era un negocio rentable. El Estado afirmó que no tenía los recursos para su mantenimiento, no tenía sentido tenerlo tan cerca de otro lazareto y el Ayuntamiento de Poio no podía cubrir sus gastos. Finalmente, se cerró y los marineros comenzaron a dirigirse al lazareto de la Isla de San Simón.
El polvorín subterráneo
Durante tu recorrido por la Isla de Tambo, otro punto de interés que podrás observar es el antiguo polvorín subterráneo, que hemos comentado anteriormente, el cual solía albergar municiones y pólvora en su interior. Esta construcción fue el motivo que dio origen al establecimiento de un puesto de vigilancia en la isla. Actualmente, se encuentra en estado de abandono, sin embargo, su interior puede resultar impresionante debido a que se encuentra completamente a oscuras.
La piedra mágica de la Isla de Tambo
En la caminata por la Isla de Tambo, también te encontrarás con una llamativa roca granítica con una forma peculiar que pareciera haber sido mordida. En su entorno, se encontraron diversos utensilios relacionados con ofrendas, lo cual indica que se trata de una piedra sagrada vinculada a un castro descubierto en la zona.
Cabe destacar que hasta el siglo XV, la costa atlántica y portuguesa se consideraban el fin de la tierra y, por ende, en esta zona es común encontrar altares y piedras druidas. Esta piedra estaba situada mirando hacia el fin de la tierra y se utilizaba para celebrar ritos relacionados con el nacimiento del sol (21 de diciembre) y su fallecimiento (30 de octubre).
El Faro de Tenlo Chico
La Isla de Tambo posee un faro de notable atractivo. Si lo deseas, puedes ascender un trecho para avistar el Faro de Tenlo Chico, como también se le conoce. No obstante, es importante tener precaución en el trayecto, ya que puede ser resbaladizo en algunos tramos. Otra opción para observar el faro es desde el barco que lleva a la Isla de Tambo.
Este faro, situado en la península de Tenlo Chico, tiene una altura de 16 metros, levantándose sobre un promontorio de otros 16 metros. Su construcción data del año 1922 y fue electrificado en 1980. Su alcance luminoso es de 11 millas náuticas, lo que es suficiente, ya que el Faro de Ons se encuentra en las proximidades. Su señal consiste en tres destellos de luz blanca cada nueve segundos. Como es sabido, cada faro tiene su propia señal y algunos disponen de sirenas que resultan imprescindibles en zonas con densa niebla.
La vista panorámica de la ría de Pontevedra que se obtiene al acercarse al Faro de la Isla de Tambo constituye una de las gratificaciones de su visita.
Playas de la Isla de Tambo
Además de impresionantes lugares para visitar en sus rutas de senderismo, la isla de Tambo también tiene playas de las que poder disfrutar y relajarse dándose un chapuzón después de una larga caminata.
La Playa de Area da Illa
Es la playa más extensa de la Isla de Tambo, situada en el extremo norte de la misma, y se encuentra en la ruta principal que conduce desde el muelle hacia la cantina. Se caracteriza por su suave arena blanca que, desde la perspectiva de un barco, resulta irresistible y te invita a disfrutar del sol. Al final de la playa, los pescadores de la Edad Media construyeron un murete para facilitar la pesca en la zona. Posteriormente, se intentó establecer una cetárea para el cultivo de ostras en este lugar, sin embargo, no tuvo éxito.
La Playa de A Dreirá
La playa ubicada en las cercanías del Faro de la Isla de Tambo es más pequeña en comparación con la anteriormente mencionada, sin embargo, posee un atractivo especial. Para acceder a ella, es necesario descender por un sendero en el que hay dos zonas en las que se debe tener precaución para evitar posibles caídas, pero si se toman las medidas adecuadas, es seguro llegar sin inconvenientes. Esta playa fue el sitio elegido por los protestantes para realizar los bautizos nocturnos previamente mencionados.
En este artículo, hemos descubierto la historia detrás de la Isla de Tambo y cómo esta pequeña isla se ha convertido en un punto de interés turístico imprescindible en la ría de Pontevedra, ya sea por su patrimonio arquitectónico, sus playas o su rica biodiversidad. Si te animas a realizar la ruta de Cruceros Rías Baixas por la ría de Pontevedra, pasarás durante la travesía por esta isla, ¡un viaje y una experiencia que no te querrás perder! Reserva ahora tu billete.